Desátame la piel,
que está anudada
a tus dedos
silenciosos
y sutiles.
como lo son
algunos sueños.
Besos que se abrazan
cuando amanece,
entre la brisa del
mar
y el respirar
del viento,
y es cuando la
soledad
busca mi cuerpo.
Desátame las manos,
de las caricias
del tiempo,
y de las ansias
de amarte
aunque la noche
tiemble,
bajo la luna
y las hojas
del pensamiento.
Dime poeta,
¿hacia dónde van los
silencios?
pues son
como el laberinto
donde me encuentro.
Tal vez se esconden
tras de tus letras,
o en el cristal de mi
espejo.
Por eso desátame,
desátame los nudos
que ahogan…
¡Al latir de los
sentimientos!
ROSER